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¿Qué es una smart city y los pueblos inteligentes?

Las smart cities son ciudades que invierten en nuevas tecnologías para mejorar la calidad de vida de sus habitantes: una gestión óptima de los recursos, infraestructuras que respeten el medioambiente, programas que apoyan el teletrabajo… Pero este término no solo hace referencia a las grandes urbes, la smart village además busca capacitar a las comunidades locales para que su futuro no se vea comprometido, por ejemplo, con la despoblación.

¿Qué es una smart city y los pueblos inteligentes?

¿Qué es una smart city y por qué es un modelo de ciudad tan relevante?

Las ciudades inteligentes son aquellas que utilizan los beneficios de la tecnología para aumentar la calidad de vida de los ciudadanos. Recopilan datos a través de herramientas tecnológicas y buscan formas de enfrentarse a los problemas de movilidad, los retos medioambientales o la búsqueda de inversiones financieras.

Veamos algunos ejemplos de proyectos característicos de las ciudades inteligentes:

  • Digitalización de la administración y los procesos burocráticos.. Los ayuntamientos trabajan en sitios webs en donde anuncian las novedades, ofertas públicas o habilitan plataformas para realizar ciertos trámites burocráticos. En municipios pequeños como Valdepeñas (Ciudad Real) ya lo han hecho, la administración electrónica pretende eliminar el uso del papel. También se incluyen apps turísticas que muestran los espectáculos culturales, recomendaciones gastronómicas o puntos de interés.
  • Optimización de los recursos y mejoras en la vía pública.. La instalación de sensores en los contenedores de basura o regular la intensidad de las luces LED de las farolas según el tránsito son iniciativas propias de las ciudades inteligentes. En algunos barrios de Buenos Aires se han instalado recolectores de basura con sensor de temperatura y evitar accidentes provocados, por ejemplo, por una colilla mal apagada.
  • Mejoras en la vía pública y la seguridad vial. Facilitar el acceso a los edificios institucionales y la seguridad vial son otro pilar de las ciudades del futuro. Un smart parking muestra en una app el número de plazas vacías, evitando el tránsito innecesario de vehículos. Esta preocupación también ha llegado a las smart villages, en Martos (Jaén) llevan tiempo recolectando datos para mejorar la seguridad vial a través de la tecnología, por ejemplo, con el aparcamiento inteligente cercano a su teatro.
  • Mejoras en la vía pública y la seguridad vial. Facilitar el acceso a los edificios institucionales y la seguridad vial son otro pilar de las ciudades del futuro. Un smart parking muestra en una app el número de plazas vacías, evitando el tránsito innecesario de vehículos. Esta preocupación también ha llegado a las smart villages, en Martos (Jaén) llevan tiempo recolectando datos para mejorar la seguridad vial a través de la tecnología, por ejemplo, con el aparcamiento inteligente cercano a su teatro.
  • La protección del medioambiente y las mejoras del transporte público. La tecnología ayuda sin duda a desarrollar servicios de transporte público eficientes: calcular las rutas, los tiempos de espera, la capacidad de los autobuses o trenes en función del número de usuarios, etc. En 2019, 16 millones de personas utilizaron el metrocable de Medellín (Colombia). Este macroproyecto sirvió para descongestionar las vías principales de la ciudad, especialmente los atascos, que podían durar horas, y facilitar la movilidad.
  • Atraer nómadas digitales, freelancers y trabajadores en remoto. Las redes Wifi gratuitas de alta velocidad son un elemento imprescindible en el diseño de las smart cities. Cada vez hay más empresas que apuestan por el modelo híbrido o el teletrabajo, por lo que los empleados pueden desempeñar sus funciones desde cualquier punto del país. El objetivo de una ciudad inteligente es atraer ese talento y, para eso, necesitan la mejor tecnología y que funcione respetando la privacidad y seguridad de los usuarios. La España vacía intenta luchar contra la despoblación y el envejecimiento de sus vecinos con medidas de este tipo.

¿Cuál es la mejor smart city de España?

Según la lista realizada por IESE Business School, de la Universidad de Navarra, las mejores ciudades inteligentes de España son las siguientes:

  1. Barcelona: mantiene un férreo compromiso con la conservación del medioambiente y ha aprobado proyectos que reduzcan las emisiones de CO2, como puede ser la mejora de los servicios de transporte público o el carril bici. También ha trabajado para que la experiencia de los turistas sea más satisfactoria con una app que simplifica su visita.
  2. Madrid: las infraestructuras de la capital y su plan de anticontaminación y movilidad sostenibles hacen que Madrid aparezca en esta lista. En los últimos años, se han impuesto restricciones a los vehículos particulares en Madrid Centro y la Plataforma de Atención al Ciudadano está digitalizando la administración.
  3. Valencia: en la ciudad tienes a tu disposición una app de transporte público que indica los trayectos más cortos y cuál es el mejor autobús. Los valencianos ahorran mucho tiempo en sus desplazamientos. Y este es solo un ejemplo de por qué Valencia es una smart city.
  4. Málaga: luces LED que se regulan, planes de ahorro energético, parques nuevos de viviendas… Ganó el Premio de Excelencia Digital de Cionet y cada vez atrae a más extranjeros que deciden establecer su residencia permanente en Málaga capital y otras localidades como Marbella.

La tecnología es la herramienta para ayudar a mejorar la vida de los ciudadanos. “Llevamos ya diez años trabajando en la transformación de las ciudades españolas, y gracias a intercambiar experiencias mediante el trabajo en red, ya se puede hablar de una cristalización de modelos que funcionan desde las grandes urbes a las más pequeñas”, añade Pablo Hermoso de Mendoza, presidente de Red de Ciudades Inteligentes (RECI) que reúne a 150 localidades españolas, desde las ciudades más grandes a las poblaciones de 10000 habitantes.

Sin embargo, en el ranking publicado en earth.org, no vemos ninguna ciudad española. La lista está encabezada por estas smart cities:

  1. Singapur
  2. Helsinki (Suecia)
  3. Zúrich (Suiza)
  4. Oslo (Noruega)
  5. Ámsterdam (Países Bajos)
  6. Nueva York (Estados Unidos)
  7. Seúl (Corea del Sur)

Con respecto a Latinoamérica, ciudades como Santiago de Chile (6 millones de habitantes en la urbe y cerca de 8 millones en el área metropolitana) siguen trabajando para mejorar el transporte público y garantizar el acceso a energías limpias. Panamá ha instalado puntos de red Wifi y apps para consultar en vivo el tiempo de demora de los autobuses. En último lugar, en Ciudad de México se está optimizando la gestión de residuos urbanos.

¿Qué es una smart village? Los pueblos del futuro

Los pueblos y aldeas inteligentes son las localidades que se han unido a la revolución digital. Adaptan el Big Data a la realidad en la que viven y buscan formas de mejorar las condiciones de vida de los vecinos. La innovación tecnológica es una herramienta contra la despoblación, el abandono y el envejecimiento de la población rural.

La digitalización de los pueblos es fundamental para asegurar su propia supervivencia. Alrededor del 70% de la población mundial vivirá en la ciudad en 2050, según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En la actualidad, ya hay visibles problemas derivados de la baja tasa de natalidad en España vacía, aquellas regiones que sufren la despoblación desde la década de 1960 ante la falta de oportunidades laborales: las provincias de Soria y Teruel (10 hab/km), Lugo, Cáceres o Zamora.

Para luchar contra el abandono de estas regiones, se han desarrollado proyectos de smart villages que ya son motores de cambio y centros productivos. Creen que las nuevas tecnologías, la economía verde y la mejora de las infraestructuras son el camino para dejar de ser la España vaciada. Pero ¿cómo se logra la transformación del rural?

5 claves para el éxito de las smart villages

  1. Cambios tecnológicos. No solo nos referimos a conexiones de internet estables, seguras y rápidas para que los más jóvenes puedan estudiar en remoto o teletrabajar desde los pueblos. Las nuevas tecnologías pueden ayudar a crear riqueza en el rural: maquinarias agrícolas de precisión, automatización del riego, técnicas de biorremediación para la recuperación del suelo…
  2. Alfabetización digital. Los dispositivos electrónicos son útiles en todas las etapas de la vida. Por eso es tan importante acabar con la brecha digital. Los proyectos de smart villages incluyen clases de informática y programas de emprendimiento a través de la red. Es posible combinar la tradición con la innovación, por ejemplo, con el turismo rural sostenible.
  3. Regulaciones medioambientales. La adecuada gestión de los residuos, el aprovechamiento del agua o las construcciones eficientes son formas de luchar contra los efectos del cambio climático. Estas tareas están dentro de la agenda de las smart villages españolas.
  4. Fomentar el relevo generacional. El elevado coste de la vida en las ciudades, la masificación de ciertos barrios y el aumento de la popularidad del teletrabajo (así como leyes que lo regulan) pueden ser los motivos por los que una familia acostumbrada a la capital decida irse al campo. Y para atraer a esas nuevas generaciones es necesario ofrecer las comodidades de la ciudad adaptadas al rural: redes Wifi, centros de salud, fácil acceso a la localidad…
  5. Apoyo de la Administración y políticas públicas. El desarrollo de comunidades rurales del siglo XXI dependen de la visibilidad que le otorgan eventos como el Congreso Internacional sobre pueblos inteligentes, celebrado en la Casa Mediterráneo de Alicante (octubre del 2022). En directo o en streaming se pudieron oír las voces de expertos en TIC o IA que explicaron los proyectos de smart villages de la Comunidad Valenciana. Es necesario que las universidades, los ayuntamientos, así como el gobierno autonómico y el estatal cooperen para apoyar y financiar estos proyectos. La Red Europea para el Desarrollo Rural también lo reconoce en su programa Smart Rural 21.

Las nuevas tecnologías de las smart cities y pueblos inteligentes

Para que una smart city o pueblo inteligente logre cumplir con sus objetivos a largo plazo, debe apostarse por estas nuevas tecnologías:

  • Dispositivos loT: el Internet de las Cosas hace referencia a los parquímetros inteligentes, los sensores de los contenedores, los smart semáforos… Al conectar los dispositivos, se pueden recolectar datos que permiten mejorar el transporte público en las ciudades, pero también en el ámbito rural, por ejemplo consiguiendo cultivos más competitivos.
  • Big Data: el procesamiento de macrodatos sirve para tomar decisiones sobre la optimización del consumo de agua o el tratamiento de basuras eficiente. Inteligencia Artificial (IA) y algoritmos: la automatización de tareas como la limpieza de las calles, la gestión de desechos o el aprovechamiento de los cultivos son posibles gracias a la IA. Los drones son capaces de monitorizar hectáreas de terreno y ayudar a prevenir incendios como el de la Sierra de la Culebra (Zamora, 2022).
  • Blockchain: la FAO reconoce el importante papel de la tecnología blockchain para conseguir la trazabilidad de las cadenas de suministro agrícola, entre otros sectores.

¿Una smart city es segura?

Las ciudades y pueblos inteligentes ofrecen enormes oportunidades, además de estar adaptándose a los retos del presente y el futuro. Sin embargo, hay que tener en cuenta los riesgos en ciberseguridad o comprobar detenidamente cómo se tramitan los datos personales de sus habitantes.

Un ataque informático podría manipular la sincronización de los semáforos y provocar graves accidentes. Podría haber robos de datos personales que luego se venden en el mercado de la Dark Web. Al igual que los sistemas de cámaras y reconocimiento facial que tal vez no funcionen de la forma esperada.

Joan Enric Ricart, director estratégico del Índice IESE Cities in Motion de la Universidad de Navarra, señala que para que este modelo de ciudad tenga éxito, es necesario acompañar los proyectos de iniciativas para que todos los ciudadanos asuman hábitos saludables en cuanto a la ciberseguridad. Y, simultáneamente, establecer un sistema regulatorio y leyes que protejan el derecho a la privacidad. Finalmente, apoya la colaboración público-privada entre la Administración y las empresas.

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