¿Qué es la violencia de género digital? ¿Cómo evito ser una víctima?
Se define como violencia de género digital todas las amenazas o comportamientos hostiles en línea que provocan sufrimiento a las mujeres. Los agresores utilizan las ventajas de la tecnología, que permite enviar mensajes rápido y a cualquier parte del mundo, para llevar a cabo acciones dolorosas que terminarán exponiendo, chantajeando o vulnerando la privacidad online de la víctima. Aquí te explicamos por qué es crucial conocer la definición de violencia de género digital, qué formas adopta y cómo podemos prevenir estas agresiones online.
Tabla de contenidos
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¿Qué es la violencia de género digital?
Definición de violencia de género en el ámbito de las TIC
La violencia de género digital es toda acción que busca causar dolor a una mujer a través de internet. Esto incluye el robo de credenciales personales u otra información personal, los insultos en redes sociales o el chantaje a cambio de evitar la publicación de imágenes íntimas (hayan sido enviadas voluntariamente o extraídas del dispositivo, en ambos casos la víctima no ha autorizado su difusión). La violencia de género digital adopta muchas formas y es crucial saber identificarlas.
¿Por qué hablar de violencia de género digital?
El concepto de violencia de género digital va acompañado de la palabra “género” porque hace referencia a las violencias sistemáticas que sufren las mujeres y las personas que no se identifican como cisgénero el ámbito de internet. Por lo tanto, las agresiones online tienen su origen en un desprecio hacia otras identidades de género. Los métodos violentos que se utilizan en la violencia de género digital son muy concretos, característicos de otros tipos de violencias machistas: mensajes de odio, manipulación, chantaje con material de índole sexual, etc.
Una vez explicado por qué hablamos de violencia de género y no violencia en general, acerquémonos más a sus peculiaridades. Los escenarios en los que surge la violencia de género digital son múltiples: foros, el apartado de comentarios en línea de un periódico digital, el correo electrónico, etc. Sin embargo, las redes sociales merecen una mención especial. La generación Z es especialmente vulnerable al ciberacoso o las agresiones verbales en Instagram, Tik Tik y otras plataformas similares. El anonimato en la red hace que los agresores se sientan intocables. Además, no solo son malas palabras en un muro o mensajes privados con serias amenazas, los ataques traspasan la pantalla.
En septiembre de 2023, varias alumnas de un instituto de Extremadura denunciaron la difusión en RR. SS. e internet de imágenes suyas creadas con inteligencia artificial. Sin previa autorización, alguien estaba generando fotografías íntimas y poniéndoles sus caras, para posteriormente publicarlas en diferentes portales online. Esto es un ejemplo de violencia de género digital y sus consecuencias no son anecdóticas. Las menores tuvieron que hacer frente a episodios de ansiedad, angustia y sufrimiento, además de la preocupación propia de iniciar un proceso judicial contra personas de su entorno, que decidieron vulnerar su derecho a la privacidad manipulando imágenes (muy realistas, por cierto) con IA.
Urge enseñar en las escuelas qué es la violencia de género digital, cómo identificarla y concienciar sobre los peligros de las redes sociales. Cualquier post o vídeo, por muy inocente que sea, puede ser el inicio de graves casos de acoso digital. Pasemos a ver cuáles son los tipos de violencia de género online que existen y sus características.
4 formas de violencia de género digital
La Delegación de Gobierno contra la violencia de género, organismo perteneciente al Ministerio de Igualdad de España, identifica 4 tipos de violencia de género digital en su documento “Estrategia estatal para combatir las violencias machistas del 2022 al 2025”, disponible en la página web de la institución.
1. Acoso en línea
El acoso online por motivos de identidad de género hace referencia a las amenazas, los intentos de dañar la reputación de la otra persona o la suplantación de la identidad. El objetivo del agresor es causar un daño psicológico, que en ocasiones se transforma en un padecimiento físico (dificultades para conciliar el sueño o dolores musculares a causa del estrés) y emplea las plataformas digitales para conseguirlo.
Estas son las formas de acoso por internet más frecuentes:
- Amenazas directas. En el ámbito de la política y los perfiles de personalidades públicas, cada vez es más visible la violencia digital a la que están expuestas. Ante la discrepancia de ideas, los agresores lanzan mensajes hirientes y mensajes cargados de violencia. Además, no lo hacen solos, los bots hacen posible que este acoso sea continuo y automático. Si bien se observa más en las RR. SS. de famosos, cualquiera puede ser víctima de esta ciberviolencia.
- Dañar la reputación de la víctima. La difusión de bulos o la creación de perfiles falsos de alguien para manchar su imagen es otro tipo de violencia digital. Para que el acoso sea mayor, en ocasiones los agresores se ponen en contacto con la víctima de forma amistosa para conseguir información más personalizada. Los “estafadores del amor” se hacen pasar por personas que buscan una pareja estable, se ganan su confianza y, a cambio de mantener sus secretos a salvo, chantajean a la víctima. La vergüenza y la culpa son los principales motivos por los que las mujeres denuncian pocas veces estas estafas amorosas, no quieren ser catalogadas como una especie de “sugar daddy” que costea los gastos de su pareja en apuros económicos.
“En las estafas del amor no hay un perfil tipo. Es cierto que el más habitual es el de mujer sola, soltera o divorciada, pero hay otras mujeres más jóvenes que también entran dentro de ese tipo de estafa. Esto va más con la persona que con la edad”, afirma N. Marchal, abogado y director del departamento de seguridad y defensa de la Universidad de Nebrija.
- Usar la información privada de la víctima. Los datos personales no siempre se obtienen gracias a la confianza que una víctima tiene en su agresor, por ejemplo, si es una persona que accede a su smartphone fácilmente. Los hackers son especialistas en vulnerar los sistemas de seguridad de los dispositivos de terceros y robar datos confidenciales. Ninguna mujer desea que se destape su información más personal, sobre todo aquella relacionada con los aspectos más íntimos (por ejemplo, su orientación sexual y las preferencias a la hora de elegir pareja).
- Animar a otras personas que te dejen sola. Una de las señales más frecuentes de la violencia de género es el aislamiento social. El agresor intentará mantener a la víctima lo más aislada posible, lejos de sus amistades y la familia, pero esto también pasa en el ámbito digital. Los comentarios o mensajes enviados por redes sociales incitando al rechazo de una mujer es también violencia de género digital.
2. Acoso sexual por internet
Los ataques personales hacia la identidad de género u orientación sexual de una persona es otra expresión de la violencia de género digital que afecta a las cibernautas españolas.
Hay muchas formas de llevar a cabo el acoso sexual por internet, pero a continuación solo mencionaremos las más comunes:
- Exigir mantener relaciones sexuales. Sextorsión es un tipo de chantaje en línea que consiste en manipular a alguien para impedir que se publiquen en la red vídeos o imágenes de carácter sexual en los que se ve a la víctima. Esto también está tipificado como violencia de género digital, que a veces incluye las exigencias del agresor para que la víctima acceda a mantener relaciones sexuales con él a cambio de su silencio.
- Las cibervenganzas de exparejas. La Ley Olimpia de México marcó un hito histórico, ya que se empezó a considerar violencia de género digital los casos en los que las exparejas difunden imágenes íntimas de la víctima sin autorización. Este es un ataque directo al derecho a la intimidad y la privacidad de una mujer, que se conoce como sexpreading.
- Hacer pública la orientación sexual de una persona sin permiso. Todos los usuarios de internet deben tener garantizado el derecho a la privacidad, en especial a todo lo que respecta a sus preferencias a la hora de buscar pareja. Hacer pública la orientación sexual de un tercero es otra forma de violencia de género digital, ya que la intención final es dañar la carrera profesional de dicha persona (en especial en los países más restrictivos) o que afecte a su vida personal. El único que debería decidir si hacer público o no sus gustos, debería ser la persona en cuestión y no un tercero.
- Robar contenido íntimo del dispositivo de alguien. Obtener información personal de una persona, usando el método que sea, para después chantajear al titular para impedir que esos datos queden a la vista de todos, se denomina doxxing. En los casos en los que la información confidencial es de índole sexual, las mujeres suelen guardar silencio, así que, para romper con este círculo vicioso de vergüenza y culpa, es necesario visibilizar este tipo de violencia de género digital y acompañarlas en el proceso de denuncia.
- El envío sin autorización de fotografías íntimas en apps de citas. El ciberflashing es el acoso digital por parte de hombres que envían imágenes de carácter sexual, sin previa autorización, a mujeres a través de sus perfiles de citas o RR. SS.
En el estudio “Mujeres jóvenes y acoso en redes sociales” realizado por el Instituto de las Mujeres en 2022, se llegó a las siguientes conclusiones. Un 56,2 % de los mensajes online de los agresores son de carácter sexual e intimidatorio y un 53 % incluyen la divulgación de fotografías, sexualmente explícitas, sin el consentimiento de la víctima.
3. Violencia psicológica en las plataformas digitales
No solo los golpes duelen. La violencia psicológica es otra forma de violencia de género que también se ha establecido en internet. Para proteger a todas las usuarias, es necesario que cada vez haya más mujeres en el sector de la ciberseguridad y se ponga sobre la mesa esta problemática.
Las formas de violencia psicológica más frecuentes en el mundo digital son estas:
- La manipulación a través de mensajes hirientes. Reproducir constantemente un discurso en el que se menosprecia a la víctima, haciéndole sentir que no tiene valor alguno, es un tipo de violencia digital que debe ser denunciado. Concienciar sobre los peligros de perfiles en redes sociales diseñados para este fin, ya que las agresiones pueden proceder de alguien conocido o un desconocido, es fundamental para ponerle fin. Por ejemplo, la manipulación psicológica digital puede darse en una pareja, en la que el hombre no deja respirar a la mujer. Exige activar la geolocalización, responder a sus mensajes al instante o que envíe fotografías de las personas que la están acompañando. El smartphone se convierte en una herramienta más del agresor.
- Los insultos o mentiras. Hacer luz de gas (gaslighting) consiste en hacerle creer a una mujer que algo que ha pasado o ha dicho no es real, que se lo está inventando aunque no se dé cuenta. Esto es un maltrato psicológico más sutil que los insultos directos, que traducido al ámbito digital se observa en el envío constante de mensajes de WhatsApp afirmando que la mujer se está equivocando y se imagina cosas que no son. Esta forma de deslegitimación es en realidad un tipo de violencia de género.
- Mensajes de odio. Algunos adultos deciden usar el control parental para limitar el acceso de sus hijos e hijas a las redes sociales, entendiendo que pueden ser lugares hostiles en los que se reproducen mensajes de odio. Esos comentarios hirientes hacia un colectivo en concreto, pueden darse también en los vídeos de los influencers o gamers que siguen sobre todo los más jóvenes, por eso algunos progenitores quieren prestarle especial atención. Por ejemplo, los mensajes de odio hacia las mujeres e insultos directos pueden verse en las plataformas de streaming de videojuegos, en las que a veces las propias mujeres eligen nombres masculinos.
Según una encuesta realizada por la Asociación de Software de Entretenimiento en 2022, el 44 % de las mujeres que juegan videojuegos han experimentado acoso en línea; de esas usuarias, el 65 % recibió amenazas de violencia y el 35 % recibió amenazas de muerte. Además, el 29 % de las mujeres encuestadas dijeron haber sido acosadas sexualmente en línea.
4. Las estafas amorosas
Los engaños en las plataformas digitales, prometiendo amor eterno o una sincera amistad, también pueden ser un tipo de violencia de género digital. Nos referimos a la captación de víctimas de estafas económicas en las apps de citas o las RR. SS. convencionales. Primero conquistan a la víctima con una perfil irresistible, cuya descripción puede estar redactada por ChatGPT y funcionar gracias a un ejército de bots o haber alguien de carne y hueso detrás.
Estas son las formas más frecuentes en las que las mujeres son estafadas por amor en internet:
- Manipular a la víctima para que entregue una elevada cantidad de dinero. Al más estilo príncipe de Nigeria, las redes sociales pueden ser un peligro para cualquiera, pero en especial a las cibernautas de más edad. La brecha de género y generacional con respecto a las TIC se observa en la cantidad de mujeres que caen en las manos de estafadores profesionales. En numerosas ocasiones, la instalación de herramientas de ciberseguridad adecuadas podrían ponerles freno.
- Ciberviolencia después de la estafa. Después de conseguir el dinero, algunos estafadores siguen acosando a la víctima. Ya sea quitándose la máscara, puesto que la víctima no quiere que se sepa que ha caído en una estafa amorosa por internet, o siguiendo con el rol de amigo o enamorado. El engaño puede comenzar con la solicitud de dinero para costear los billetes de avión desde el extranjero para llegar a España, argumentando que está en apuros económicos y necesita con urgencia instalarse de nuevo en Madrid (o en cualquier otra ciudad española). Pasado el tiempo, volverá a ponerse en contacto con la víctima de estafa para pedirle más dinero, esta vez para que su madre pueda viajar también. Si la víctima descubre la mentira, el agresor comenzará a chantajearla directamente a cambio de su silencio.
La Operación Románticos (2023) fue una investigación policial que desmanteló una organización que llevaba robados miles de euros. Usaban un “Romance Scam” (el timo del amor) para captar víctimas, a las que manipulan para conseguir dinero. La Guardia Civil alerta en su portal web de los peligros de las estafas sentimentales en la red, pero cabe destacar que para terminar con esos timos, debemos acompañar a las víctimas y no poner sobre sus hombros la responsabilidad de delito. Ellas son las que sufren las consecuencias de los engaños, no quieren los provocan.
¿Cómo evitar ser víctima de violencia de género digital?
Puedes protegerte contra la violencia de género digital y las estafas amorosas por internet, solo tienes que tener presente algunas recomendaciones como las que citamos a continuación:
Tú eres la responsable de tus dispositivos
No compartas con nadie tus contraseñas secretas ni el patrón de tu smartphone. Incluso si es alguien de tu confianza, las claves personales son eso, códigos que solo debería conocer el titular de la cuenta.
El mal uso de los móviles o las redes sociales, como dejar abierto el perfil en un PC que no es nuestro, puede poner en riesgo la privacidad digital del usuario. Esto también incluye el correo electrónico. Aunque solo utilices el email de la empresa en la oficina, el cual revisas a primera hora nada más encender el ordenador, lo más apropiado es añadir más medidas de seguridad a estas contraseñas activando la autenticación de dos factores, por ejemplo.
Al manipular el WhatsApp o el correo electrónico de alguien, una persona malintencionada puede obtener información sensible. La difusión de vídeos íntimos de una empleada sin previa autorización entre la plantilla de una empresa es un tipo de violencia de género digital, además de una técnica de mobbing. El triste caso de la italiana Tiziana Cantone nos recuerda las graves consecuencias del acoso sexual online en el ámbito laboral y fuera de él.
Campañas como “Tolerancia cero frente al acoso sexual” del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades quieren luchar contra estos comportamientos, se den en el ámbito de I+D+I o en las empresas de sectores más tradicionales.
Finalmente, y esta es una recomendación sobre todo para las más jóvenes, no se debe normalizar que la pareja acceda sin autorización a tu dispositivo móvil.
El Barómetro Juventud y Género 2023, elaborado por el Centro Reina Sofía de Fad Juventud y publicado con motivo del 25N, día internacional para la eliminación de la violencia sobre la mujer, recopila datos como que el 45 % de los jóvenes (el 54 % de las mujeres entrevistadas y el 35 % de los varones) reconoce que “revisar el móvil” de la chica es el acto de violencia de género psicológica más común en los grupos de edades entre 15 y 29 años.
Aprovecha la tecnología para proteger tus contraseñas
Las “pruebas de amor” no deberían incluir una muestra de confianza entregando las claves personales de todas tus redes sociales. Eso no es amor. La confianza y el cariño se demuestra de otras muchas formas, como el respecto a la privacidad de tu pareja. Para evitar despistes y posibles robos de información, sea quien sea el autor, es recomendable empezar a usar un gestor de contraseñas.
NordPass es un llavero de claves secretas que memoriza todas tus contraseñas y que, a diferencia de las personas de carne y hueso, está programado para que jamás te traicione. No hará públicas tus contraseñas. Con esta capa extra de seguridad, también será más difícil que se instale malware en tus dispositivos y apps de vigilancia que tú no autorices.
Sigue tu instinto: reporta comportamientos extraños
Cuando chatees con alguien, conocido o que jamás hayas visto en persona, presta atención a todas las respuestas y reporta cualquier comentario que te parezca que no sea propio de él/ella. A veces, los hackers se adueñan de perfiles de Instagram o correos electrónicos de otra persona e intentan hablar con alguien de la lista de contactos. Si te piden dinero, y no te encaja esa petición, o se comportan de forma extraña, toma las medidas oportunas.
Parece natural tener tus reservas con alguien que no has visto cara a cara, como alguien que está vendiendo de un artículo que te interesa en una plataforma online, pero los intentos de estafas en WhatsApp y redes sociales acostumbran a tener un paso previo, el robo de cuentas legítimas de un usuario que te conoce.
Verifica que tus perfiles en redes sociales sean privados
Para evitar ser víctima de acoso digital, es crucial adoptar buenos hábitos en las redes sociales. Prevenir es el principio básico de la ciberseguridad, y comienza con proteger tus perfiles digitales y no compartir demasiada información personal.
Las imágenes familiares en las que salen tus hijos/as menores, podrían ser manipuladas y usadas en tu contra. Lo mismo ocurre con tus selfies o las publicaciones que vayas subiendo, piénsalo dos veces antes de darle al botín y configura la cuenta para que sea lo más privada posible.
No instales apps de dudosa reputación
No siempre le ponemos cara al agresor digital. Los programas maliciosos pueden instalarse en nuestros dispositivos a través de una app que consideramos que era legítima, pero que al final solo era un caballo de Troya. De manera que, sin querer, les estarás abriendo la puerta a los ladrones.
Las funciones de ciberseguridad de NordVPN están diseñadas para detectar rastreadores o notificar la presencia de malware antes de su descarga. La Protección contra amenazas Pro nació con este fin y ahora puede ser el complemento perfecto para mantenerte alejada del acoso digital.
Sé consciente de que el acoso digital es igual de delito que el acoso “cara a cara”
La violencia de género digital puede pasar desapercibida porque es más sutil que las agresiones directas que se dan en la realidad física. Por eso es importante conocer sus características y que las más jóvenes estén familiarizadas con su definición, así como conocer el protocolo a seguir ante estos datos. No podemos tolerar las faltas de respeto ni las amenazas.
En España, ante cualquier situación de violencia de género, las mujeres pueden llamar al 016. El asesoramiento jurídico, psicológico y social de los equipos especializados en prevención de la violencia de género digital es la mejor herramienta para poner fin al acoso en redes sociales. Ahí encontrarán la información y el apoyo que necesitan para finalizar con las agresiones, sean físicas o digitales, sin el temor de ser juzgadas. Los puntos violetas que se van estableciendo en las ciudades también quieren servir de espacios seguros para ellas.