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Ley de Protección de Entornos Digitales: la adicción a las pantallas debe ser diagnosticada en España

Los médicos de cabecera podrán diagnosticar la adicción a las pantallas en consulta. Esta es una propuesta que está ganando popularidad en España, a raíz de un anteproyecto de ley para los entornos digitales. Entre las medidas que se quieren aplicar, se encuentra el control parental, la regulación estricta para limitar el acceso a contenido para mayores de 18 años y la actualización del Código Penal para tipificar los ciberdelitos más modernos.

Ley de Protección de Entornos Digitales: la adicción a las pantallas debe ser diagnosticada en España

Tabla de contenidos

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¿Qué es la Ley de Protección en Entornos Digitales de España?

Definición de la ley que protegerá los entornos digitales

La Ley de Protección en Entornos Digitales es una propuesta que pretende proteger a menores y adultos en internet. El anteproyecto, que fue aprobado en Consejo de Ministros en junio del 2024, debe ser ratificado por el Parlamento. El objetivo de la ley es implementar, entre otras cuestiones, sistemas de control parental y reconocer la adicción a las pantallas como una patología que perjudica a numerosos españoles, menores y adultos.

Dentro de este marco legal, sería posible solicitar que las empresas tecnológicas incrementen sus sistemas de control parental por defecto, así como etiquetar el contenido digital por edad, similar a lo que se hace con los juguetes. La meta es asegurarnos de que los menores navegan por una red más segura y disfrutan de videojuegos de Roblox, páginas web y diversas plataformas adecuadas para su edad. No se trata de prohibir, sino de proteger a los usuarios más vulnerables a través de una ley propia de esta década.

Las claves de la Ley de Protección en Entornos Digitales

El anteproyecto de Ley Orgánica para la protección de las personas menores de edad en los entornos digitales (que fue aprobado en el Consejo de Ministros en junio del 2024) se caracteriza por lo siguiente:

  • El diseño de campañas de sensibilización. Parte de los fondos de este proyecto estarán destinados a programas con los que las familias y centros educativos puedan concienciar a los más pequeños de los posibles riesgos digitales.
  • Una estrategia nacional para entornos digitales seguros. La llegada de una ley permite que las comunidades autónomas apliquen los mismos protocolos y que se actúe de manera uniforme. Por ejemplo, regulando el uso de los móviles en centros educativos públicos.
  • La formación del personal sanitario y protocolos para la detección de la adicción a las pantallas. El abuso del uso de los dispositivos electrónicos provoca trastornos psíquicos y puede manifestar malestar físico, como dolores de cabeza o insomnio, por lo que la ley promueve la formación continuada del personal sanitario para tratar este tipo de patologías.
  • La educación en ciudadanía digital. Junto a otras demandas de la Agenda 2030, diversos ministerios quieren apoyar formaciones que sirvan para que mayores y pequeños dominen términos como el de ciudadanía digital, identificando situaciones de riesgo y que actúen en consecuencia.
  • La modificación del Código Penal para reconocer los ciberdelitos. La falsificación de audios o vídeos, las agresiones digitales o el grooming (mentir sobre tu edad para contactar con un menor) son algunos delitos que deben constar como tal en la legislación española. Otra propuesta es un carné que permita acceder a contenido catalogado como adulto.
  • Las obligaciones de las empresas tecnológicas. El etiquetado del contenido según la edad y el control parental son solo dos propuestas de la ley. También hay otras como la prohibición de los mecanismos aleatorios de recompensa en los videojuegos o el aumento de la edad mínima para registrarse en una red social.

Este Anteproyecto de Ley ha sido creado con la participación de varios ministerios: Presidencia, Justicia, Juventud e Infancia, Derechos Sociales y Transformación Digital. Se ha puesto el foco sobre los menores, un grupo vulnerable, pero la adicción a las pantallas es un problema que nuestra sociedad debe atajar a cualquier edad.

¿En qué consiste el “chequeo digital” para detectar una adicción a las pantallas?

El “chequeo digital” es una de las medidas que se quieren implementar con la aprobación de la Ley de Protección en Entornos Digitales. Consiste en una prueba más de las revisiones médicas periódicas realizadas por los pediatras, entendiendo que la adicción a las pantallas es una patología que puede desencadenar en un burnout, por ejemplo, en la edad adulta.

¿Cuándo podemos hablar de adicción a las pantallas?

Definición de pantallismo

El pantallismo es la adicción a las pantallas, que se caracteriza por el alto nivel de dependencia de los dispositivos electrónicos. Quien lo padece, no es capaz de concentrarse en otras actividades y olvidarse de utilizar su móvil, tablet o portátil. Se habla de adicción, que en España se está trabajando para que sea catalogada como una patología, si las pantallas se han convertido en una necesidad vital.

Se podría hablar de uso excesivo y descontrolado de las nuevas tecnologías si estas pasan a ser una parte esencial de la rutina diaria. Debemos prestar atención a los siguientes síntomas:

  • La necesidad constante de estar siempre conectado. El FOMO es el miedo a perderse algo. Va desde querer enterarse de las novedades en prensa a estar al tanto de los posts en redes sociales. La cantidad de información es abrumadora, por lo que suele surgir la sensación de no estar aprovechando el tiempo. Las consecuencias de este fenómeno son la irritabilidad, la falta de concentración y una baja autoestima.
  • Disminución de la falta de concentración. El pantallismo puede detectarse a través del fracaso escolar, que es la expresión última de las dificultades que un alumno podría estar teniendo para comprender la materia de la que se examina. El neurólogo Javier Abril Jaramillo, del Centro de Neurología Avanzada, afirmaba en 2023 que «miramos el móvil cada cinco minutos, lo desbloqueamos unas 50 veces cada jornada y estamos con él 250 minutos de media». Los centros educativos ya barajan la posibilidad de regular el uso de los teléfonos, pero esto no elimina el problema de fondo.
  • Aislamiento social. Uno de los efectos negativos de los videojuegos, si no se regula su uso, es el aislamiento social y el que la vida de carne y hueso pase a un segundo plano. La tecnología no es perjudicial en sí misma, ha facilitado mucho las cosas, la cuestión es el uso que se le da. A veces, que un adolescente o adulto se aísle socialmente, es el síntoma de un problema online, tal vez ser víctima de ciberacoso o estar siendo el blanco de la violencia de género digital.
  • Malestar físico. Hemos adelantado algunas secuelas a nivel psicológico que deja la adicción a las pantallas, y en España somos conscientes de la importancia de la salud mental, pero el pantallismo también afecta a los cuerpos. La falta de sueño es uno de los síntomas más visibles. La ansiedad, la taquicardia, el dolor de estómago o la jaqueca son consecuencias directas del uso excesivo de los dispositivos.

La ley que quiere proteger a los menores en las redes sociales

La ley de protección de menores en entornos digitales es muy amplia, aunque hay un punto clave: la regulación del uso de las redes sociales. Para empezar, el anteproyecto de ley propone elevar la edad mínima para crear un perfil en TikTok, X (antiguo Twitter) o Instagram. En la actualidad, bajo los parámetros de la Ley de Protección de Datos, la edad mínima es 14 años. Con esta ley, se pasaría de 14 a 16 años.

La tramitación parlamentaria surge a raíz de una preocupación general: ¿un móvil con acceso a internet es seguro para un niño? Los adultos podemos ser víctimas de ciberataques, desde los más sofisticados a los que ya se conocen, porque usan todo tipo de artimañas para vulnerar los sistemas de seguridad de los dispositivos. Partiendo de esta premisa, cabe destacar que los menores no cuentan con todas las herramientas para identificar situaciones de riesgo y actuar rápidamente, por ejemplo, reportándolo a las autoridades.

El Servicio de Atención en Adicciones Tecnológicas (SAAT) de la Consejería de Familia, Juventud y Asuntos Sociales y al Centro Integral de Prevención e Investigación en Adicciones Comportamentales en el Hospital público Gregorio Marañón (AdCom Madrid) trata de pararle los pies al pantallismo a diario.

¿A qué edad reciben el primer móvil los niños españoles?

Once años es la edad media en la que los menores españoles reciben su primer móvil, que equivale a 6º de Primaria. La entrega de un smartphone ya es un rito de paso de la Primaria a la ESO, aunque a veces llega antes.

Susana Heredia, promotora de la iniciativa ‘Adolescencia libre de móvil en Navarra’, subraya la relevancia de posponer la entrega del primer smartphone hasta los 16 años. Durante este período, cree que es crucial proporcionar una orientación adecuada:

“Es fundamental que (los menores) reciban una educación digital y desarrollen competencias sociales, de modo que cuando se enfrenten a situaciones de acoso o contenidos explícitos o catalogados para adultos, para que sepan cómo protegerse y buscar ayuda”, afirma Susana Heredia.

Con la vuelta al cole, surge de nuevo el debate en torno a los móviles y en un escenario en el que no hay una legislación definida. Algunas escuelas sí que estaban actuando bajo su propio protocolo, retirando los teléfonos cuando un alumno lo estaba usando en horas lectivas, pero no siempre están claros los límites. Castilla-La Mancha y Galicia, desde el 2014, prohíben el uso de teléfonos en las aulas, y Madrid se unió en 2020.

Por otra parte, y es otra consideración de las AMPA y organizaciones de profesores, el objetivo es educar y no simplemente prohibir. Tampoco se pretende ser alarmista o negacionista de una realidad: las tecnologías ya forman parte de nuestras vidas.

La ley de protección de menores en entornos digitales puede ayudar a desarrollar programas formativos, una iniciativa que ya se está llevando a cabo en algunas comunidades autónomas, pero no de forma unánime. Anna Ramis, maestra y promotora de la campaña #de0a3PantallesRES, difunde contenido para apoyar la crianza sostenible y saludable en la era digital. Ella misma recalca que el éxito depende de las familias, los centros educativos y las administraciones, que deben colaborar.

La ola de los padres y madres “antimóvil”

Durante el inicio del curso escolar 2023-2024, los padres y madres residentes en Poblenou, un barrio de Barcelona, crearon un grupo de Telegram para conversar sobre un tema que ya se da por hecho: la entrega del primer móvil al llegar al instituto. Los primeros comentarios que llegaron al chat, tal y como comentan sus protagonistas a la prensa, fueron tal que así:

«Mi hijo cumplió 12 años el domingo y no tiene móvil ni lo va a tener. Pero en su clase lo tienen casi todos».

No es sencillo mantener una postura diferente a la mayoría. Aquellos que consideran que hasta los 16 años sus hijos no están preparados para tener su propio móvil, tienen las estadísticas en contra, según un estudio del Instituto Nacional de Estadística (INE, 2023), el 85 % de los niños de entre 12 y 14 años ya tiene móvil. En la actualidad, son ya 100 000 miembros en este grupo de Telegram, al que se han unido padres y madres de otras localidades españolas. Y en otros puntos de España han tomado ejemplo y se están organizando.

Además de la preocupación por el nivel de alfabetización digital de los menores, los padres y educadores están preocupados por los retos que están surgiendo. La inteligencia artificial presenta un escenario en el que se pueden manipular imágenes, como en el caso de las estudiantes de Almendralejo (Badajoz), en el que se creó un vídeo falso íntimo usando sus rostros.

Los campamentos de desconexión de las redes sociales, en el que los adolescentes y niños dejan de hacer “scroll infinito” durante varios días, se están volviendo opciones cada vez más populares. Y esta modalidad, en forma de retiro o vacaciones analógicas, se puede adaptar a los adultos.

“El abuso del uso de los dispositivos, no solo afecta a los adolescentes, también a los adultos. Es un trastorno social”, afirma con rotundidad Josep M. Jansà, médico epidemiólogo de la Agència de Salut Pública de Barcelona.