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¿Cómo desconectar de las redes sociales temporalmente o utilizarlas mejor?

Puedes desconectar de las redes sociales y volver pasado un tiempo. Además de ser natural querer “desaparecer” de vez en cuando, dejar de recibir notificaciones tiene enormes beneficios para nuestra salud mental: previene la ansiedad, permite dedicar más horas a tu familia o amigos, ayuda a mejorar la autoestima… Pero, si no eres capaz de olvidarte de estas apps, te contamos algunos consejos para que emplees mejor el tiempo que pasas en línea.

¿Cómo desconectar de las redes sociales temporalmente o utilizarlas mejor?

¿Cuáles son los beneficios de dejar de utilizar redes sociales durante un tiempo?

Las ventajas de desconectarse de las redes sociales temporalmente son enormes. Algunos beneficios son muy visibles, por ejemplo, el descenso de la ansiedad en los adolescentes, puesto que saben de antemano que recibirán la notificación que tanto esperan. Sin embargo, a veces los adultos no se dan cuenta del número de horas que pasan diarias mirando la pantalla, ya sea por motivos laborales o en sus ratos libres.

  • El Informe Digital 2022, elaborado por la plataforma de gestión de redes sociales Hootsuite y la agencia We Are Social, concluyó que los españoles pasan de media 1 hora y 53 minutos en plataformas online de este tipo.
  • Del mismo estudio, se extrae el siguiente dato: el 96,7% de los españoles entre 16 y 44 años tiene un smartphone. ¿Cuántas veces al día desbloquearán el móvil? Alrededor de 3,3 millones de residentes en España tienen perfiles en Instagram, Twitter, Facebook…

No queremos lanzar un titular alarmista sobre los peligros de las redes sociales, como una suerte de Black Mirror, pero como en otros ámbitos de la vida, los abusos no son buenos. Tampoco hay que llegar a extremos como borrarse de internet. A continuación, te mostramos los 4 beneficios de dejar de usar redes sociales durante un tiempo y cómo hacerlo.

1. Aprender a controlar la ansiedad y otros problemas

¿Sabes qué significa la nomofobia? Es el miedo irracional a permanecer mucho tiempo sin móvil. La psicóloga Gabriela Paoli, experta en tecnoadicciones, defiende en su libro “Salud digital: claves para un uso saludable de la tecnología” la hipótesis de que el mal uso de las redes sociales puede acabar derivando en un cuadro de ansiedad.

El primer paso para evitarlo es analizar el número de horas que estamos conectados y qué estados de ánimo experimentamos. La reducción paulatina del tiempo que dedicamos a las redes sociales, así como el uso más eficiente (por ejemplo, solo acceder a la plataforma cuando sabemos con certeza qué queremos consultar), es una buena manera de reducir los niveles de ansiedad.

Este malestar no solo tiene que ver con las notificaciones o el intercambio de mensajes de forma instantánea, sino con la falta de contexto o la interpretación de unas líneas en cuestión de segundos. ¿Qué habrá querido decir con esta respuesta? ¿Se habrá enfadado conmigo por escribirle dos días después? ¿Por qué solo me ha dicho “ok”? Asimismo, en redes sociales como Twitter, la controversia es mayor entre los tweets de personajes públicos. Es recomendable tomarse unos minutos antes de responder a un comentario o hacer una publicación sobre un tema subjetivo.

Otros problemas psicológicos derivados del abuso de las redes sociales:

  1. Insomnio y trastornos del sueño: se desaconseja mirar el móvil justo antes de dormir. Las pantallas luminosas y poner atención a lo que ocurre online, en lugar de adoptar una posición relajada, afecta a los ritmos del sueño. Un consejo básico es programar un despertador convencional para evitar echar ese último vistazo al smartphone.
  2. Depresión: un síntoma de la depresión es el aislamiento social, así como el ciberbullying. Pasar demasiadas horas en redes sociales o frente al ordenador termina alejando a esa persona de la realidad física. Deja de hablar con su familia, amigos o abandona actividades que antes le gustaban, para dedicar su jornada a la revisión de muros o foros online. Además de acudir a un especialista, abandonar los perfiles en línea durante una temporada puede servir para enfocarse en el tratamiento.
  3. Síndrome FOMO: son las siglas en inglés de ‘Fear Of Missing Out’, un tipo de ansiedad que parte del miedo a estar perdiéndose algo importante en las redes sociales durante el tiempo que alguien está desconectado. Marcar rutinas con bloques de tiempo puede ayudar a manejar este tipo de comportamientos. Pomodoro es una técnica muy útil, ya que actúa como cronómetro y termina ejercitando la capacidad de concentración en una tarea. Asimismo, se puede eliminar las cuentas de Instagram para siempre.

2. Dedicar tiempo de calidad a las interacciones cara a cara

Desconectar de las redes sociales para reconectar con tus seres queridos. Las interacciones sociales nos permiten liberar dopamina, algo así como la hormona de la felicidad. Las redes sociales son imprescindibles para mantener el contacto con antiguos compañeros de trabajo, amigos que viven en el extranjero o familiares que no vemos todos los días. Desde luego, uno de sus mensajes o una videollamada seguro que nos roban una sonrisa, pero ¿no liberaremos más dopamina si nos reservamos para el cara a cara?

A veces pareciera que pusiéramos el foco de atención a lo que ocurre a miles de kilómetros de distancia y no a quien está al otro lado del sofá. Una dieta de redes sociales conseguirá hacer huecos que puedes dedicar a tomar un café con un amigo, acompañar a tus padres para hacer los recados o quedar con aquel compañero del colegio para el que nunca tenías tiempo. Algo muy sencillo que puedes hacer desde hoy es pensar para qué usas cada perfil, si realmente lo necesitas y guardar las apps que quieres conservar en una carpeta de tu smartphone que no esté disponible a simple vista (también es posible establecer una clave de acceso).

3. Evitar la vida sedentaria y la obesidad

Los beneficios que se consiguen después de reducir el tiempo en las redes sociales también son físicos. Hemos hablado de los efectos que las nuevas tecnologías tienen sobre nuestra salud mental, pero al mismo modo refuerzan hábitos que favorecen el sedentarismo. La inmensa mayoría de las acciones que se llevan a cabo en las redes sociales, implican estar sentado o tumbado.

Tal vez resulte irónico, pero hay aplicaciones imprescindibles para luchar contra el sedentarismo y la baja autoestima. Offscreen contabiliza el tiempo que está activada la pantalla de un móvil o cualquier app. De esta manera, al final de la semana se puede descargar el informe completo y evaluar si han sido horas productivas o no.

  • En vez de leer las noticias de los periódicos online durante una hora, quizá haya un podcast que resuma los titulares y las novedades más relevantes, de modo que puedes poner los cascos en el gimnasio y mantenerte informado de la actualidad.
  • Si buscas una solución más contundente, descarga la app Offtime. Este software bloquea las aplicaciones que se seleccionen. Un requisito para que una red social desaparezca de esa lista puede ser la realización de una tabla de ejercicios.
  • Ya existen aplicaciones que permiten compartir tu performance deportiva con amigos y otros perfiles online (por ejemplo, los recorridos realizados en bicicleta o corriendo). En ciertas ocasiones, el uso de las redes sociales puede derivar en comportamientos saludables, por ejemplo las competiciones amistosas para determinar quién ha sido el más deportista el último mes.

4. Mantener conversaciones más empáticas

Los “breaks” en redes sociales permiten dedicar más tiempo a las personas que te rodean. Y no solo eso, el nivel de concentración es mayor y se puede dedicar toda la atención a la conversación que se está manteniendo durante una cena. El Phoneless Dining es una especie de juego en el que no se permite usar los móviles. Los comensales de una mesa son invitados a depositar sus teléfonos en una “caja especial” hasta terminar los postres.

En algunos restaurantes españoles, al igual que otras prohibiciones, ahora tampoco se permite usar el smartphone una vez se cruza la puerta. Y no son los únicos lugares en los que se siguen estas prácticas:

  1. Algunas empresas realizan team buildings durante un fin de semana entero sin acceso a internet.
  2. Especialmente en verano, hay campamentos para niños y adolescentes en los que solo se permite el uso de móviles durante determinadas horas del día.
  3. Los aficionados al yoga pueden participar en retiros y jornadas en las que se realizan actividades que no están relacionadas con las redes sociales.

¿Desconectar de las redes sociales es solo cosa de adolescentes?

No. Si bien es cierto que los adolescentes son el grupo de edad que más horas dedica a las redes sociales, los problemas derivados del abuso del uso de las mismas, también afectan a los adultos. Por una parte, son un ejemplo para los menores que conviven con ellos, por lo que carece de sentido restringir las horas de internet a un adolescente mientras el adulto no se aplica la misma regla. Además, el burnout en el trabajo ya es un fenómeno del que se habla en España.

En ciertos empleos, una tarea esencial es la revisión de redes sociales y la emergencia de estar siempre informados. Cabe preguntarse si después de la jornada laboral, es necesario dedicar tanto tiempo a estas plataformas o cómo podemos hacerlo de forma eficaz. Tal es el grado de dependencia en algunos casos, que incluso se han hecho estudios sobre el uso del smartphone mientras se utiliza el cuarto de baño.

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